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sábado, 11 de julio de 2020

Hemeroteca Sagra

Sagra desarrolló la peculiar industria de autosubsistencia como en muchos pequeños núcleos de población de la época. En el “Anuario Regional de Industria, Comercio, Agricultura, Arte y Turismo de Levante” se describe que, en 1931 el pueblo de Sagra contaba con 598 habitantes, y entre otros aspectos destacables en la pequeña industria, gozaba de:

1 Tienda2 Carnicerías (la del tío Biel en la calle San Antonio y la del tío Paco Sobrecases en la calle La Font); 1 Barbería (la del tío Angelito); 1 Posada o Venta (la de José Estela Oliver, padre de Carlitos de la Venta); 1 Herrería (la del tío Visent el Ferrer); 1 Estanco; 3 Casinos o Tabernas, una de ellas la de Bartolomé Moll “El Biel”; 2 Molinos hidráulicos (el Molí de Dalt o Molinet y el Molí del Mig); 2 Almacenes de descascarillado de almendras (la de Salvador del Molí y la de Bernardo Ballester) y llegaron coexistir 3 hornos, el Forn de Fernando Femenía Puchol “el Nando”, el dels Albiñana y el de Joaquín Moll Cuesta, (abuelo de Vicenta Sauba Moll, viuda de Salvador Mut Moll propietarios del horno San Antonio)“. Así como una pequeña fábrica textil en la que se producía tejido y género de punto inglés, esta fábrica estaba ubicada en el edifico de la Señoría, sita en la calle San Antonio y un trinquete de pelota valenciana en el Raval frente al Ventorrillo.

Todos hemos visto tiempos de abundancia donde el afán de construir y el de recaudar sobrepasaba toda lógica, Pero desgraciadamente, desde los últimos años del siglo XX y primeros del XXI, Sagra viene sufriendo una desmesurada desidia en el pueblo que llegará a ser un pueblo dormitorio si no lo es ya.

En la actualidad, los empresarios son más cautelosos al invertir el dinero y los ayuntamientos en expedir licencias, sin embargo, no podemos parar, se necesita gente del mundo empresarial que invierta, necesitamos tirar del carro que lo tenemos atascado y no ponerle palos en las ruedas.
La agricultura no es sostenible ni rentable, no tenemos industrias ni fabricas como antaño, el turismo es mínimo y esporádico, nuestros jóvenes se marchan del pueblo por falta de trabajo. Creo que muchos se equivocan en posturas contrarias, estamos en otro siglo y posiblemente en otra nueva era, y los conceptos de la vida nos obligan a cambiar.

Debemos proteger el medio ambiente sin crear ninguna masificación, -sea de chalets, de industrias incluso de turismo-, pero no podemos perder el tren que nos marca el progreso, aunque para realizar todo ello tengamos que pagar un alto precio. Pero como ya hemos dicho, no deberíamos llegar a que nuestro pueblo se convierta en un pueblo dormitorio, de residencia de fin de semana y/o de jubilados, Sagra siempre tuvo recursos y aun los tenemos, por lo que debemos de sacar provecho de ello.

Debemos dejar ser más papistas que el Papa y dejar a un lado nuestras las ideologías políticas de partido, rencillas y envidias entre nosotros y construir un pueblo sostenible garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, respetando el medio ambiente y aumentando el bienestar social de todos nuestros ciudadanos


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