Sagra desarrolló la peculiar industria de autosubsistencia como en muchos pequeños núcleos de población de la época. En el “Anuario Regional de Industria, Comercio, Agricultura, Arte y Turismo de Levante” se describe que, en 1931 el pueblo de Sagra contaba con 598 habitantes, y entre otros aspectos destacables en la pequeña industria, gozaba de:
“1 Tienda; 2 Carnicerías (la del tío Biel en la calle San Antonio y la del tío Paco Sobrecases en la calle La Font); 1 Barbería (la del tío Angelito); 1 Posada o Venta (la de José Estela Oliver, padre de Carlitos de la Venta); 1 Herrería (la del tío Visent el Ferrer); 1 Estanco; 3 Casinos o Tabernas, una de ellas la de Bartolomé Moll “El Biel”; 2 Molinos hidráulicos (el Molí de Dalt o Molinet y el Molí del Mig); 2 Almacenes de descascarillado de almendras (la de Salvador del Molí y la de Bernardo Ballester) y llegaron coexistir 3 hornos, el Forn de Fernando Femenía Puchol “el Nando”, el dels Albiñana y el de Joaquín Moll Cuesta, (abuelo de Vicenta Sauba Moll, viuda de Salvador Mut Moll propietarios del horno San Antonio)“. Así como una pequeña fábrica textil en la que se producía tejido y género de punto inglés, esta fábrica estaba ubicada en el edifico de la Señoría, sita en la calle San Antonio y un trinquete de pelota valenciana en el Raval frente al Ventorrillo.
Todos hemos visto tiempos de abundancia donde el afán de construir y el de recaudar sobrepasaba toda lógica, Pero desgraciadamente, desde los últimos años del siglo XX y primeros del XXI, Sagra viene sufriendo una desmesurada desidia en el pueblo que llegará a ser un pueblo dormitorio si no lo es ya.
En la actualidad, los empresarios son más cautelosos al invertir el dinero y los ayuntamientos en expedir licencias, sin embargo, no podemos parar, se necesita gente del mundo empresarial que invierta, necesitamos tirar del carro que lo tenemos atascado y no ponerle palos en las ruedas.
La agricultura no es sostenible ni rentable, no tenemos industrias ni fabricas como antaño, el turismo es mínimo y esporádico, nuestros jóvenes se marchan del pueblo por falta de trabajo. Creo que muchos se equivocan en posturas contrarias, estamos en otro siglo y posiblemente en otra nueva era, y los conceptos de la vida nos obligan a cambiar.
Debemos proteger el medio ambiente sin crear ninguna masificación, -sea de chalets, de industrias incluso de turismo-, pero no podemos perder el tren que nos marca el progreso, aunque para realizar todo ello tengamos que pagar un alto precio. Pero como ya hemos dicho, no deberíamos llegar a que nuestro pueblo se convierta en un pueblo dormitorio, de residencia de fin de semana y/o de jubilados, Sagra siempre tuvo recursos y aun los tenemos, por lo que debemos de sacar provecho de ello.
Debemos dejar ser más papistas que el Papa y dejar a un lado nuestras las ideologías políticas de partido, rencillas y envidias entre nosotros y construir un pueblo sostenible garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, respetando el medio ambiente y aumentando el bienestar social de todos nuestros ciudadanos
Debemos dejar ser más papistas que el Papa y dejar a un lado nuestras las ideologías políticas de partido, rencillas y envidias entre nosotros y construir un pueblo sostenible garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, respetando el medio ambiente y aumentando el bienestar social de todos nuestros ciudadanos
No hay comentarios:
Publicar un comentario